La historia demuestra que en la construcción de todo movimiento revolucionario, la reacción, la contrarevolución, se inserta en las estructuras del mismo con el objetivo de "dinamitarlo" desde adentro, para así impedir su desarrollo. Esa vieja estrategia es por demás conocida por los revolucionarios, que a lo largo de los siglos desarrollaron estrategias para impedir la inflitración de los agentes de la contrarevolución.
Son infinitos los ejemplos del trabajo encubierto de la contrarevolucción, que van desde el seudorevolucionario que vende su conciencia por unas monedas, hasta los elementos que en situación de presos traicionan a sus compañeros y a la causa que decían defender. Otras situaciones como las de identificarse falsamente con la causa como un mecanismo de, imperceptiblemente, llevar las situaciones hacia lo contrario de los objetivos del movimiento, es la forma desarrollada por los enemigos de la revoluciòn popular.
Este es el caso de algunos elementos que actúan dentro del movimiento del Gobierno de AP, que se "colaron" en las filas gobierno, y que misteriosamente, llegaron a ocupar cargos en las altas esferas del Gobierno de Correa. Estos agentes de la contrarevolución tienen poder dentro del Estado, y sus planteamientos y acciones van en contra del cambio en beneficio de los sectores populares. Y más grave aún, son los que actúan en contra de las organizaciones de izquierda y de los movimientos sociales criminalizando su lucha.
Estas conductas se repiten en varios frentes de la política de Estado, en los que se va perfilando, auque de manera lenta, un gobierno cercano a la derecha, y por otro lado un alejamiento progresivo de los sectores progresistas revolucionarios, de las organizaciones clasistas; como también de los grupos de campesinos e indígenas. A la par de que el Gobierno no se decide por poner fin a los abusos de un sector empresarial que mantiene las condiciones de explotación laboral, acompañada de una nula política salarial en beneficio de los obreros; esto como resultado de la presencia en los organismos económicos de una élite que se identifica directamente con los intereses del capital.
La candidatura de Correa recibió el apoyo mayoritario por que se planteaba verdaderamente patear el tablero del poder político del país, permitiendo que sean los representantes del pueblo quienes sean los nuevos actores políticos, acompañados de una amplia participación social, que tenga como sustento la organización popular. Lamentablemente la presencia de agentes de la derecha en el Gobierno, no ha permitido esto, y al contrario parece que su agenda va tomando protagonismo en las políticas de Estado, lo que permite a la burguesía mantener su situación de privilegio, mientras el pueblo va tomando distancia de un gobierno que se decía diferente e identificado con el cambio de las relaciones del poder en nuestra débil democracia.
La pregunta es entonces...¿Hasta cuando Correa saca de su gobierno a los agentes de la derecha...? si esta pregunta no tiene respuesta, quedará por concluir que la "revolución ciudadana" es un buen invento de la burguesía para detener a las verdaderas fuerzas revolucionarias.
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