lunes, 2 de mayo de 2011

Guerra santa: consumo o espíritu...los buenos y los malos


Para los archivos de la irracionalidad humana quedarán las imágenes de estadounidenses festejando en las calles la muerte de Osama Ben Laden. La repetición infinitum en las cadenas de TV de la noticia y del regocijo generado por la muerte de este hombre en muchas capitales de Europa, solo dan cuenta de una realidad: la sociedad del consumo a superado las barreras de su propia moral, cuando de poner por adelante sus intereses, sus dogmas, se trata.
No es necesario mirar una serie de TV de esas en las que se recrean historia de personajes buenos que luchan contra los monstruos destructores que quieren acabar con la especie humana; en nuestra realidad mundial vivimos esta lucha de los abanderados del bien, de la democracia, de la libertad de mercado, del dios marketing, de la moda, la estética, los modelos culturales universales...estos buenos tienen la obligación de destruir a los malos que encarnan formas de vida sociales en los que se privilegia una vida austera, con principios religiosos que apuntan a reproducir modelos tradicionales, que no son comprendidos por una racionalidad occidental que ve en ellos el obstáculo para dar paso a la modernidad que exige la desaparición física de estos pueblos, de estas sociedades.
En estas condiciones los malos, tiene la necesidad de ser más malos, y enfrentar el asedio de occidente, agravado por las guerras imperialistas por el petróleo, oponiendo la fuerza a la fuerza de los buenos, de los civilizados, que como buenos, tienen buenos arsenales de guerra, listos para aplastar a los malos y a sus acólitos.
De por medio está una espiritualidad diferente entre buenos y malos; pues mientras los malos practican una espiritualidad rigurosa que raya en el sacrificio de sus propias vidas; los buenos practican una espiritualidad vaciada, que se sustenta en las recompensas materiales que la existencia firma como felicidad, y su mayor sacrificio es dar lo que les sobra.
Los buenos gastan la mayor parte de energía del planeta, en cosas, artilugios que no son necesarios para la sobrevivencia básica; los malos no consumen ni siquiera el 5% de la energía mundial. Los buenos producen la mayor cantidad de basura en el planeta, tienen los edificios más lujosos y limpios del mundo; han deformado la cadena alimenticia creando alimentos alterados quimicamente, tienen las mejores autopistas. Los buenos tienen la más desarrollada tecnología, tienen a la vez la más desarrollada crisis de valores.
Los malos no consumen mucha energía, al contrario sus reservas energéticas han servido para que los buenos las desperdicien, mientras ellos no las aprovechan; los malos no tienen ciudades modernas, más poseen sentimiento de unidad; los malos respetan los procesos naturales en medio de una vida austera. Los malos, son malos, por que los buenos quieren que sean buenos, y en su maldad saben que es mejor ser malos que buenos.
Al final nadie se atreve a decir si la muerte de Osama, es la muerte de un hombre malo, o de un hombre bueno, personalmente creo que era malo, en buena hora para su pueblo.

1 comentario:

Rosy dijo...

Excelente punto de vista, para meditar.