OBAMA: MAQUILLAJE DEL IMPERIO

La posesión de Obama como nuevo presidente de los Estados Unidos, ha merecido varias interpretaciones, opiniones, y proyecciones de lo que será su administración. Muchos ven en él, el inicio de otra etapa en las acciones de la política interna y externa de la potencia mundal. Los más optimistas auguran mejores relaciones con las naciones del mundo, una política internacional alejada de las prácticas que han sido recurrentes signadas por la prepotencia y la unilateralidad; marcada por el discurso maniqueo sobre el terrorismo, que después de la guerra fría pasó a ser el pretexto de los EEUU para intervenir países, inventar guerras, dar apoyo económico para guerras de baja intensidad como es el caso de Colombia, armar estrategias intervencionistas con el pretexto de combatir el narcotráfico, y demás acciones que han lesionado por muchos años a la soberanía de varios países.
La nefasta administración Bush, prendió alrededor del mundo un rechazo a las políticas de su gobierno, que como ha sucedido ya hace mucho tiempo, utilizó su superioridad económica y militar para soguzgar a países de todas las regiones del mundo. La resistencia producto de esta forma de intervención a permitido que se levanten las voces de protesta y las acciones militares de rechazo. La guerras producidas por las intervenciones militares son focos de violencia que están en auge, y los sectores opuestos a la geopolítica imperialista se multiplican en todo el mundo.
No cabe duda sobre el papel de los EEUU en los organismos internacionales como la ONU que es una sucursal de su Departamento de Estado, al igual que su influencia directa en los organismos económicos mundiales, grandes corporaciones que son las que determinan el rumbo de la economía mundial. La multipolaridad todavía está en ciernes, los EEUU siguen determinando el rumbo del mundo y lo ha determinado siempre privilegiando sus objetivos e intereses sin que le tiemble la mano si de usar medios no éticos se trata.
EEUU es un país imperialista y sus políticas responden a esta realidad, América Latina no puede engañarse y creer que con el nuevo presidente las cosas vayan a cambiar, en relación a las imposiciones económicas y políticas que han sido la tónica desde siempre, desde la época de las guerras de independencia.
Se engañan quienes se dejan llevar por las apariencias y por discursos elaborados, el poder de la potencia del norte reside en grupos, corporaciones que serán los que sigan dirigiendo la política imperialialista de los EEUU, aunque el joven político Obama albergue algunos resquicios de cambio, que en estos días, hay que destacar, han sido buenas señales: la clausura de la base de Guatánamo (lo ideal sería que de la mano con esta medida se restituya el territorio de la base a Cuba y que los efectivos militares de EEUU abandonen la isla); la promesa del retiro de las tropas de Irak y Afganistán son buenas señales, que esperamos se profundicen.
Frente a América Latina sería óptimo el retiro y desmantelamiento de las bases militares estadounidenses, y el fin del Plan Colombia.
Existen las expectativas, pero como lo dijo el lejendario hombre de la estrella en la frente, "en el imperio no podemos confiar ni un poquito"