
El llamado "Síndrome de Estocolomo" es considerado una reacción psicológica, que hace que la víctima desarrolle una relación de convivencia con quien es su victimario, es más se puede dar el caso de que la víctima termine ayudando a quien lo subyuga.
Esta es la imagen que deja la reunión entre dirigentes de la CONAIE con los fascistas representantes de la denominada Junta Cívica sucedida en días pasados. Y es que la correlación de fuerzas políticas en el Ecuador parecen estar bastante distorsionada, es como si el proceso de la político aupado por los ideólogos de la "revolución ciudadana" ha determinado que las frontera entre los enemigos de clase se presenten diluidas, y no por que se haya desarrollado otro tipo de cultura política, sino todo lo contrario, por que persiste la manipulación sobre la caducidad de la lucha de clases.
En este contexto resulta aparente el enfrentamiento entre quienes se identifican con el gobierno, frente a la derecha que aparece como enemiga del gobierno de Correa. En un momento dado la realidad se hace evidente cuando el debate entre estos dos grupos llega a configurar un enfrentamiento que no rebasa la intención de posicionar sus grupos como los nuevos aprovechados del sistema; es de esta forma que dado el momento las más aberrantes prácticas políticas de la democracia burguesa, se hacen presentes en las funciones del Estado; ahí está claro el comportamiento de los miembros de al Asamblea que han echado mano de las llamadas "negociaciones" en las que se hipoteca los intereses de las mayorías.
Aparentemente el gobierno estaría enfrentando a la derecha, a la burguesía; aparentemente por que dentro del mismo gobierno existen muchos representantes de ella que hacen de "resistencia" dentro del gobierno a posibles posturas extremas que apunten a profundizar políticas verdaderamente de carácter revolucionario.
Pero lo más sintomático del extravió ideológico de la revolución ciudadana, es la posición asumida frente a los movimientos sociales y organizaciones populares, incluido el movimiento indígena; ante quienes aponen un actitud de aislamiento, que resulta de la falsa identificación con sus principales demandas, y con un divorcio histórico de sus jornadas de lucha y resistencia.
De esta manera el tablero político aparece por demás distorsionado, con un gobierno que se autodefine como de izquierda, que tiene entre la oposición a grupos y movimientos sociales que tienen sus raíces ideológicas en la izquierda y que históricamente han caminado en dirección a la realización de una revolución social bajo los principios de esta ideología. Y la distorsión se completa con la oposición de una derecha que califica de comunista a un gobierno abiertamente socialdemócrata.
Pero esta situación de aparente distorsión, es eso precisamente, una apariencia, pues la realidad se desprende de una lógica clara, en la que se visualiza las razones para que la coyuntura adquiera estas características: Un gobierno de tendencia desarrollista con un plan que afecta en mínimo grado los intereses de la gran burguesía, gobierno caracterizado por un discurso de carácter nacionalista que imprime cierta distancia con la geopolítica imperialista, aún cuando bajo la manga mantenga estrategias que redundan en las mismas posiciones frente a intereses transnacionales; por otro lado un movimiento social desmovilizado como causa del desgaste al que lo ha sometido la estrategia electorera, y al que él mismo se ha autoinflingido al dejar de lado la prioridad que significa trabajar por construirse como la opción netamente popular revolucionaria sustentada en el desarrollo de la conciencia y de la acción política alejada de la lucha por parcelas de poder dentro de la institucionalidad capitalista.
Resultado: movimientos sociales, que en medio del extravío, y por falta de fuerza de organización, como el caso de la CONAIE, de la que sus dirigentes aparecen como malas copias de una clase política descolorida, sin razón ideológica fundamental, terminan en reuniones y negociaciones con sus más claros enemigos de clase como es la derecha fascista representada por la denominada Junta Cívica de Guayaquil; en un capitulo digno de un síndrome de Estocolmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario