Casa adentro la izquierda se mueve entre la inacción, colaboracionismo con el proceso en desarrollo, descomposición orgánica, inexistencia de base social y demás deficiencias que retratan de cuerpo entero una crisis de las organizaciones, partidos de izquierda.
La terminología académica ha acuñado conceptos y categorías en las que aparecen variantes de izquierdas, desde la llamada dogmática, hasta la socialdemocracia extrema, todo lo cual no ha hecho más que crear confusión en ciertos sectores de la sociedad que no comprenden los principios de la izquierda revolucionaria popular.
El extremo deterioro de la condiciones del sistema, frente a la imposibilidad de ocultar el neocolonialismo, el imperio, como las oligarquías nacionales, hacen uso de su poder en las comunicaciones con el que hacen aparecer manifestaciones de sus propias políticas desarrollistas como expresiones de la tendencia de izquierda, tratando de despistar a los pueblos en su camino de construcción del socialismo. Los medios de comunicación confunden las expresiones políticas deliberadamente, con el único interés de polarizar tendencias de un mismo sistema representativo desgastado a más no poder.
La presencia de AP en el escenario político nacional abrió un espacio a varios sectores progresistas, muchos de ellos desgajados de partidos de izquierda, sectores populares, campesinos, indígenas que participaron en un debate, que aunque limitado, permitió avanzar en temas clave para la democracia. Lo esperado era que todos estos sectores crezcan en su organización y participación, ese era una de las líneas estratégicas de muchos de ellos, aprovechar el momento histórico de la correlación de fuerzas; del otro lado lo ideólogos de la propuesta daban énfasis en la participación de los sectores populares. La concreción, por la vía electoral, de una revolución parecía ser un hecho.
De hecho era un juicio equivocado, nuevamente con fuerza toma actualidad la necesidad de contar con un movimiento de masas, aglutinador, revolucionario, en el que confluyan los sectores de la izquierda revolucionaria, los sectores urbanos organizados, las organizaciones campesinas, indígenas; un espacio de construcción desde todas direcciones y hacia todas direcciones en el que se multipliquen los cuadros en base a conocimiento y participación política.
Esta expresión política no actúa en el campo electorero burgués, es más que todo una fuerza política de resistencia que va creando las condiciones para la toma del poder; mientras tanto actúa como fuerza de presión contra el Estado burgués.
Ese es el espacio y la tarea de la izquierda revolucionaria. En esta situación crece el poder popular construyendo la estructura de la propuesta revolucionaria.
Es un tercer espacio hacia la izquierda, desplazando y enfrentando a la derecha fascista y la socialdemocracia reformista.
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