jueves, 21 de abril de 2011

Perú: Desmemoria social o el poder de la manipulación mediática


El proceso electoral vivido en Perú deja los resultados sobre la mesa, para que todos los que no tienen en que más pensar, ejerciten la interpretación de los resultados de la primera vuelta por la presidencia de la república en el país andino.
A lo largo de la campaña electoral los candidatos y sus propuestas calzaban perfectas en las condiciones sociales y políticas del Perú; esto por que la constante aplicación de políticas que benefician, vía corrupción, a las mafias llamadas grupos dirigentes de la sociedad, en el que están todos, desde las más altas esferas políticas, hasta quienes viven de mantener estas estructuras al cualquier precio, en ningún momento fueron, o son la contraparte de la actual situación.
La prensa internacional, en el mayoría de los casos cómplices de estas mafias, muestran al mundo un Perú con indicadores económicos de crecimiento. De hecho la gestión de Alan García a mantenido la entrega de recursos y mano de obra explotada para que las transnacionales saquen provecho de las condiciones; condiciones que al otro lado golpean a gran parte de la población, y han reproducido el efecto conocido, el de profundizar las diferencias a niveles de irrealidad.
Este Perú que soportó décadas de dictadura fujimorista, que instauró un Estado fascista con grupos armados, que en nombre de combatir a Sendero Luminoso, aplicaron terror oficial en muchos sectores, especialmente aquellos más marginados por su sistema, no es el mismo que ahora vive esta coyuntura electoral, mucha agua a corrido bajo el puente, la constante quizá ha sido la aplicación de medidas económicas letales para los más pobres, para los de menos condiciones materiales, culturales.
Con la llegada de un socialdemócrata como García al poder, los grupos que apoyaron y asesoraron a Fujimori en su desgobierno, buscaron chivos expiatorios para que sean los que salden las cuentas a tribunales armados para la ocasión; frente a las evidencias de terrorismo de Estado, testaferrismo, violación extrema de de los derechos humanos, y con la intención de lavar el rostro del sistema, condenaron a uno que otro pez gordo, entre ellos el tristemente famoso Vladimiro Montesinos, que entregaba dinero en bolsas a las conciencias que compraba frente a su escritorio.
Pero las estructuras invisibles de la dictadura permearon hasta los huesos la institucionalidad, la burocracia, y como siempre apostaron al "nuevo salvador del Perú" que ha gobernado en contubernio con estas mafias, haciendo del Perú uno de la países de latinoamérica con mayor desigualdad social. En esta estrategia los medios de comunicación son el puntal para mostrar la falsedad como verdad, lo que deja como resultado una conducta política distorcionada.
No de otro modo se puede explicar que un populista con poses nacionalistas, y la hija de Fujimori que representa a los sectores más delincuenciales del país, sean los candidatos que han pasado a la segunda vuelta por la presidencia.
Para el pueblo del Perú, esta pobre democracia representativa, no le da opción, no le presenta una verdadera salida a la crisis diaria en la que viven millones de peruanos y peruanas; y peor aún estos procesos manipulados, dirigidos a la psicología, las necesidades inmediatas de la población, resultan óptimos para la burguesía nacional, que reconoce en los dos candidatos la certeza de mantener el sistema corrupto que los alimenta.
El pueblo de Perú, sus organizaciones populares, revolucionarias, ya levantan las banderas de la resistencia a la farsa electoral, y plantean como vía única contra la crisis la organización para expulsar del poder a la burguesía y sus aliados las mafias políticas.

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