miércoles, 12 de febrero de 2014

Ecuador: La política en las antípodas de la realidad

¡Ecuador, Ecuador, mi pais!, gesticula un conocido cronista de fútbol cuando la selección "salta" a la cancha. La misma frase da ganas de decir a manera de lamento, frente a una campaña electoral, que además de costar miles de dólares, ha dado muestras de los niveles de descomposición de la práctica política, convertida en una actividad decididamente comercial, en la que las agrupaciones, sean movimientos o lo que queda de los partidos políticos, aparecen envueltos en una carencia total de inciativa, dinámica, o más precisamente carencia total de pasión por las ideas, el debate o las propuestas; se destaca, al contrario una campaña en la que la avidez por un pedazo de poder local como cuota para un grupo reducido de personas es el motivo de  su "actividad" política.
Es el Ecuador del siglo XXI, en el que la política ha pasado ha ser una actividad de inversión económica, en la que es claro el objetivo de participar con la espertanza de posicionarse, personalmente o en grupo, de espacios donde el lucro económico será seguro.
Y la demagogia, es el espíritu de esta campaña para elegir "autoridades locales", demagogia que viene en el paquete vendido al elector, ahí donde aparecen personajes que se presentan contrarios ideológicamente, en la realidad hacen parte de una misma clase política que por décadas ha venido manipulando al pueblo con las bien nombradas "ofertas de campaña". 
Son LOS MISMOS, que se juntaron en la época de la independencia para sojuzgar al indio en nombre de la libertad, SON LOS MISMOS, aunque luzcan colores o banderas diferentes, la clase política en el Ecuador, ha girado sobre si misma, son los representantes de una burguesía económica comercial y una burguesía burocrática tecnócrata que a dentelladas se pelean por el poder con objetivos claros de reproducir el sistema que aliementa sus anhelos de grandeza  heredada por los colonizadores europeos.
Lo más triste quizá de toda esta trama, es que la una gran parte de la población todavía cree en los espejismos de la democracia liberal representativa, y peor aún niegan tajantemente la existencia de otro tipo de práctica política que no sean las elecciones, es triste por que pasamos la primera década del siglo XXI como una sociedad que sigue anclada en falacias que aparecen como realidades indiscutibles.
Y sonrientes engañados, un domingo más, los ecuatorianos cumpliremos el ritual neocolonial de "elegir nuestros representantes" para que realicen "obras en beneficio del pueblo", una votación más que servirá para que la clase política corrupta siga robando a sus electores, mientras seguro celebrarán con derroche sus "triunfos legítimos en las urnas"; mientras ya estarán pensando en sus nuevas inversiones personales que los ubique como los nuevos nobles del Ecuador.
En resumen la política en las antípodas de la realidad, mientras la violencia y la pobreza, la ignorancia son gritos sordos que demandan una verdadera democracia participativa, frente a una representación que sigue reproduciendo prácticas feudalistas en este pedazo de América Latina.


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