miércoles, 20 de mayo de 2015

La cabeza de la cola

La lengua española permite, por su flexibilidad, estructurar contradicciones que pueden ser percibidas como no contradicciones, que sin embargo llevan dentro en sí una contraposición con los hechos concretos. Esta posibilidad ha sido hábilmente usada desde los centros de poder, desde los mass media, para manipular a la opinión pública.
Este es el caso de las notas periodísticas, programas de TV, programas de radio, que en estas épocas dan cuenta de la situación política en el Ecuador. Basta hechar un vistazo a las publicaciones en nuestro medio social para encontrar cientos de mensajes dirigidos a mantener falacias como verdades, mentiras como corrientes de opinión.
En esta vía van las noticias, opiniones, y demás "perlas"  mantienen hipnotizados a una gran porción de la sociedad que se encuentra obnubilada con la supuesta contradicción de intereses entre el correísmo y la derecha tradicional en nuestro país.
La caricatura de democracia en la que vivimos, hace aparecer como paticipación política al  voto en la elecciones, cuando en los hechos la participación política comienza y termina con el voto, es decir la participación política de la mayorías es nula, es inexistente. Una vez que el común de la gente ejerce el "derecho" del voto, ya su voz es inmediatamente apagada, los grupos de poder ya han asegurado su control una vez más. Estos grupos de poder jamás pondrían en peligro su control y beneficios en un proceso que realmente genere participación política de las mayorías; estos grupos de poder jamás dejarían un cabo suelto en sus estrategias de dominación, por lo tanto lo procesos electorales ya están determinados desde sus estrategias de dominación, aunque otra cosa parezca.
Vivimos, como hace siglos, en manos de los cerebros que estructuran los mensajes, que estructuran y crean  candidatos, ese marketing que crea líderes, colores, ideologías, que a primera vista parecerían que sintonizan con la necesidades y demandas de esas mayorías históricamente excluidas. Y siempre como resultado es el engaño, la falsedad, el continuismo del modelo neo-colonial el que se vuelve a posicionar como único con poder político.
Mentira. Es mentira que el Ecuador ha cambiado de rumbo, desde épocas de la fallida independencia han sido los mismos grupos, las mismas familias, los mismos sectores de la burguesía quienes han gobernado este país. Ver las cosas de otra forma solo ratificaría la efectifidad del engaño orquestado desde la burguesía nacional y transnacional. Mentira. Mil veces mentira que existe contradicción de intereses entre la burocracia que gobierna bajo las banderas verdes de Alianza País AP; y la derecha más extrema del Ecuador. Los primeros están actuando de la misma forma que lo hacen su grupo aliado (la extema derecha); las mismas prácticas políticas, la misma construcción discursiva, los  mismos objetivos, esto son mantener el sistema del capital, encontrar en el crecimiento económico, en la riqueza personal, en la carrera por la "exelencia" los motivos para sus acciones personales y políticas. En nada, absolutamente en nada, se diferencia el estilo de vida, la forma de pensar, de reaccionar, de hablar, de interpretar la realidad, entre un cuadro político de la derecha tradicional y uno de la nueva derecha reencuachada a la que representa el gobierno de Correa; son las mismas inclinaciones hacia una vida de características burguesas, donde la forma es más importante que el fondo. ¿O no refleja lo anotado, las reuniones sociales, convenciones políticas, almuerzos, cenas oficiales, estilo de vida, formas de vertir, de hablar, de declarar, el culto a la ropa, a la marca, al perfume, a las máscaras de "gente bien" que reproducen los burócratas, los funcionarios de la instituciones estatales de este gobierno?.
Es por demás desvergonzante, cinismo a extremo, que a este gobierno autocalifique y se le identifique como "revolucionario" como "progresista" como de "izquierda"; esto genera nausea, decepción.
Los nuevos ricos del Ecuador, paridos por este gobierno se han puesto sumidos a la cabeza de la cola, a la cabeza de esa larga e interminable fila formada por quienes ven como realización personal, ser parte de los que viven entre artilugios, arrancados con el vil trabajo de mantener un sistema donde el dinero esclaviza al ser humano.

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