No hay como abstraerse del temor colectivo. Viene de varias vertientes, de una situación de absoluto descontrol en el país, en la sociedad; y de la subjetiva certeza de que tiempos de anomia social ya hacen parte de este momento histórico.
Hay un hilo conductor que atraviesa la historia, y es nuestro nacimiento como país arrastrando la enfermedad de la colonia; ahí sobre esa estructura económica, cultural, religiosa, se fundó una esencia nacional con base en relaciones asimétricas de clase; la reproducción estas relaciones, a lo largo de los siglos, configuraron una sociedad con valores egoístas basados en relaciones asimétricas de capital, de acceso a servicios básicos, educación, cultura...resultado millones de personas arrojadas a los basureros de las grandes ciudades, ahí la cantera para las organizaciones criminales.
Solo han tenido que irse acumulando las décadas para que el resultado de tantos gobiernos de la élites miopes, violentas y egoístas, que han acaparado por siglos la riqueza colectiva de este país, por medio de su permanencia en el poder usando la farsa del voto para imponer la dictadura de la democracia liberal burguesa, para que el resultado sea el rio sangre en el que navega en este momento el país.
La receta es la simple ruptura con estas corruptas élites, y desde los espacios colectivos levantar opciones de poder en lo que lo fundamental sea la razón, el derecho, la justicia, y el real bienestar colectivo.
Cómo hacerlo...por lo menos dejando de hacerles el juego a estos sectores delincuenciales disfrazados de políticos, empezar desde ahí, siendo coherentes con el momento que vive el país.
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