miércoles, 10 de enero de 2024

Todos contra todos, todos contra nadie.

 Tiene algún aporte el análisis desde la sociología de lo que está pasando en Ecuador?

La pregunta salta de la reflexión silenciosa a esta interrogante en medio de una situación que alcanza límites preocupantes. La respuesta es sí, sí porque podemos desde nuestra lectura dar ideas que aporten a ver un entramado necesario para poder atisbar alguna luz al fondo del túnel.
No tiene este escrito ser o aspirar mostrar verdades, simplemente lecturas de los hechos encadenados en un contexto histórico social más amplio, más allá del miedo, de la venganza, del odio de clase.
Siempre será importante mirar atrás y encontrar en la páginas de la historia un relato de los hechos acomodados a los intereses de quienes por siglos han ostentado el poder político en este país.
Ahí la historia los presenta como los imprescindibles, los cultos, los señalados por la providencia a regir los destinos de una sociedad de la que se creen superiores, arrastrando la esencia colonial. Ahí, ahí se encadena la historia de este país al abuso del poder, al terrorismo económico de las élites, al terrorismo cultural, al negar acceso por lo menos a una educación de mediana calidad; unas élites en unión con el sector oficial de la iglesia, y la naciente burguesía, marcarían el modelo socio cultural y económico basado en la idea que reinara en todos los confines del planeta, el capitalismo, a su vez la continuación de una situación de colonialismo; donde nuestro país es una pieza más en el gran juego de ajedrez de las potencias mundiales. En consecuencia los gobiernos nacionales, sean de la bandera que sean, estarán atados y serán serviles a las políticas y precios del mercado dictado por EEUU y ahora por China.
Esta situación deriva en millones de familias que no entran en el sistema, quedan sobrando, incluso su fuerza de trabajo ya no les sirve pues el crecimiento demográfico y el monopolio amenoran las posibilidades de trabajo; ahí la cantera del crimen.
Entonces toda la responsabilidad en las élites que han gobernado desde tiempos de la fallida independencia, pues en su miope y mezquina visión de clase herencia de la colonia, no pudieron sentar las bases de un país medianamente democrático y con soberanía ganada.
Siglo XXI y el narcotráfico es ya la mayor fuerza económica y militar en algunos países de la región. Su poder permeará fácilmente las frágiles democracias como la de Ecuador, sostenidas por sectores ávidos de dinero a toda costa, sin sentido colectivo de país.
El resultado un Estado quebrado sin gobierno, una institucionalidad sostenida por la corrupción y el cinismo, y en las calles la sangre miles de ecuatorianos en una guerra de todos contra todos.

No hay comentarios: