martes, 9 de abril de 2024

Ecuador: Ni derecha tradicional, ni populismo de falsa izquierda

 Juego de espejos parece lo que pasa en la política nacional y en la política regional. En casi la totalidad de países latinoamericanos, se vive el mismo fenómeno en el campo de la confrontación y las tensiones entre las fuerzas políticas dentro de cada una de la realidades nacionales. Pero existe una constante, una sensación de manipulación a extremo sobre la real naturaleza de los actores políticos; una desconexión cada vez más acentuada entre la realidad y la demanda de soluciones, y la posición y práctica de los, las, actores políticos, una clara homogeneidad en los universos simbólicos, lectura de la realidad, y acciones y propuestas en todo el abanico de propuestas políticas.

Parece que en tiempos anteriores, todavía, se podía poner el membrete a los partidos políticos, pues existía una correlación entre la ideología y la práctica social y política de los militantes de tal o cual partido; esto pasó a ser algo del pasado, ahora no importa la ideología, cualquier partido, o movimiento político puede hacer gala de cualquier tipo de posición ideológica, si es que en realidad todavía existe en su mundo las ideologías;  sin embargo de la cual, su práctica política puede o no puede corresponder a los principios que dice defender, esto ahora no es mal visto, no es problema; ahora es visto como algo parte de posmodernidad, de sociedades sin dirección entre la violencia, la corrupción, la pobreza; presentes desde siempre, pero ahora el poder hace parte abiertamente del crimen organizado, mientras los partidos políticos son solo máscara de organizaciones criminales.


En casi todos los países de América Latina, se enfrentan los defensores de un modelo abiertamente fascista y un populismo con ropaje de izquierda; en el que caben gente de todas las posiciones. En el fondo su enfrentamiento se queda en el plano de lo simbólico, pues más allá comparten intereses comunes y en ningún momento pretender hacer una trasformación radical de la realidad, sobre la base del fin de la explotación del trabajo; sobre la base de la propiedad de la tierra, demandas históricas, ente muchas otras, que jamás en el marco de la democracia representativa, han sido siquiera planteadas en los programas de gobierno incluso de los candidatos de la «izquierda» En este marco, la gente de divide entre los que apoyan a una derecha extrema, aliada de una capitalismo deshumanizante, y un populismo creador de caudillos de papel autocalificados como de izquierda. Este enfrentamiento a los únicos sectores que beneficia es a los mismos que se pelean a dentelladas el poder de un Estado quebrado, y a las políticas imperialistas de EEUU y China que en su guerra económica juegan con el destino de los millones de pobres de América latina, mientras la clase política latinoamericana, y sus seguidores, sueñan con la mieles de la vida burguesa

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