LA CONTRAREVOLUCIÓN DE LA REVOLUCIÓN

Desde que se inicio el llamado proceso de ascenso al poder de Alianza País AP, muchos de sus correligionarios se llenaron la boca de un discurso de barricada, de esos discursos que incendiaron las décadas de los sesenta, setenta, y ochenta en varios países de América del sur; pero ya se veía vislumbrar un engaño en esas voces y poses de revolucionarios salidos del closet de la burocracia, y de otros y otras revolucionarias de cafetín, de esos que renegaron de los principios ideológicos del marxismo leninismo y que abrazaron con "amor" la causa de la socialdemocracia, son esos mismos que construyeron sus patrimonios familiares con el dineros regalado por las potencias económicas a sus "fundaciones de desarrollo" mediante las cuales desmovilizaron a los sectores populares del campo y la ciudad.
No se necesitaba ser un teórico político para saber que la tan mentada "revolución ciudadana" no era más que otra estrategia de los enemigos de la revolución popular, de los que asustados miran la posibilidad de construir el poder popular que aplaste a la burguesía ecuatoriana, claro asustados por que su extración de clase pertenece a ella, a esa burguesía que se cree la escogida para diriguir el destino de os descamisados. Ahora ya algún tiempo en el poder ha sido suficiente para establecer hacia donde camina esta farza, y es claro que camina a destruir lo poco que queda del movimiento popular, a destruir la posibilidad de verdaderamente darle la organización política a las masas con clara conciencia de su presente y futuro.
Y es que basta una estampa de salida de las concentraciones del movimiento del gobierno: un "lider" revestido de tintes de galán, un tecnócrata rodeado de otros tantos manejando un discurso "revolucionario" creyéndose el prtador de la verdad frente una masa a la que se le vende una imagen y a la que se le niega la posibilidad de crecer políticamente puesto que para qué si los "revolucionarios de AP" son los mejores, no es necesario la organización popular, las masas a vostezar, a escuchar, a ser parte de la contrarevolución que la condena a nuevos días de injusticia social.