lunes, 25 de enero de 2010

La cultura en manos de los herederos del caciquismo

Alguna vez un artista, en conversación informal, manifestaba que "era necesario que la cultura sea de élite, por que de otra manera tendría que desvalorizar sus productos y contenidos"... ¡que tal!...es esa justamente la visión que tienen los encargados de las instituciones culturales en nuestro país, es esa interpretación que entrañan las prácticas de la "burocracia cultural", bajo la cual elaboran sus "planes" culturales.
Marx afirmó con claridad que la creación cultural, y las políticas que de esta se deriven, responden, en última instancia, a la extracción de clase, es decir reproducen los valores y visiones sobre la realidad, según los intereses de clase del agente reproductor. Basados en estos principios podemos afirmar que en la realidad de la institucionalidad cultural en Ecuador, calza perfectamente esta setencia del materialismo histórico.
Y llegamos a reconocer el camino recorrido en políticas culturales, y encontramos destellos forjados por visionarios que dejaron un legado en la lucha por la democratización de la cultura, en los esfuerzos por liberar a la cultura de las taras del colonialismo. Pero sus batallas y logros gigantes han sido sepultados por otros que han manejado el tema de cultura desde sus catedrales de cristal que, según ellos, son lugares exclusivos para sus grupos y amigos que son quienes deciden que es bueno y qué es malo. Es de esa forma que han secuestrado los sueños de la mayorías, a las que su ego los ubica por debajo de sus "conocimientos" de sus "sensibilidades", de sus "elucrubaciones" en las que se sienten lo elegidos por el destino para ser los representantes y reyesuelos de la cultura.
El desencanto se hace presente cuando esperabamos que en este supuesto "cambio de época" los nuevos directores, funcionarios encargados de la institucionalidad cultural, desarrollaran nuevas formas de actuar, al contrario nos encontramos con las mismas prácticas, las mismas taras, como esa de creer que un puesto de estos los hace superiores, que hay que sacar una "cita" para poder hablar con ellos, que encerrados en una oficina, o viajando, o figurando en los medios de comunicación, se sienten "gerentes" que deciden que es y que no es cultural.
Pero lo más evidente de esta triste realidad, es la reproducción "infinitum" del caciquismo, esa aberrante práctica que escoge, según tradición, puede ser color de sangre, apellido, familia, amistad, compradazgo, via filial..etc a quienes son los "elegidos" para continuar en los espacios de decisión.
Queda nuestros caminos, por un lado golpear de varias formas a esta "burocracia cultural" y por otro desarrollar nuestros espacios desde abajo y a la izquierda, en los que de verdad la cultura sea el espacio de reencuentro de los pueblos, y no meras entregas de recursos para fomentar un folklorismo dadivoso con el que intentan lavar su racismo los nuevos "caciques de la cultura"

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