Así dice una parte de la letra de una canción de Victor Jara, que retrataba con su poesía clara y rebelde los primeros años del gobierno de la Unidad Popular bajo la presidencia de Salvador Allende. Tres años en los que la Unidad Popular dió sendos golpes a la reacción interna y externa contraria a una revolución socialista por medio de las elecciones en Chile, tres años en los que Allende imprimió, sin medias tintas, el carácter socialista de su gobierno por medio de leyes y medidas de corte revolucionario, tiempo que bastó para que la burguesía chilena comprendiera que sus privilegios de clase habían llegado a su fin. Y tiempo, también, que bastó para que el imperialismo meta las manos en la planificación y ejecución del golpe de Estado que derivaría luego en la dictadura violenta liderada por Augusto Pinochet.
Vienen estos recuerdos con motivo de la "celebración de los tres años de la revolución ciudadana", y proponiendo un ejercicio, aunque manteniendo y respetando los tiempos, el contexto histórico y social, comparativo, podemos dejar sentado que la "revolución ciudadana"no le llega ni a los talones de lo que es verdaderamente una revolución de caracter popular.
Las condiciones sociales y políticas se mantienen en el Ecuador, haciendo las salvedades del caso, en los que hay que reconocer caminos y conyunturas antes no conocidas como por ejemplo el trabajo constituyente que puso en debate las diferencias de visiones entre los grupos políticos del país, debate que dejó en claro la necesidad de implantar un nuevo modelo alejado de las políticas neoliberales, por otro lado en las políticas sociales, tanto en educación como en salud, y alguno que otro golpe de efecto en las políticas económicas y de relaciones exteriores, por lo demás no podemos contar más, nos se pueden señalar otros elementos que señalen que el derrotero del gobiero de AP sea de corte revolucionario popular.
Lo más sintomático de esta realidad es quizá el divorcio del proceso político liderado por Correa , con los sectores populares, ahora ya está clara la visión que tienen los de AP sobre la participación social, la que se limita a una ciudadanía individualizada sin proyecto de clase, sin desarrollo de los movimientos populares y gremios a los que al contrario tratan de controlar o de desaperecerlos en el peor de los casos. La tan mentada participación ciudadana, en estos tres años carece de de base social, es decir, no tiende a fortalecer las identidades históricas, socioculturales, étnicas, laborales, gremiales, estudiantiles, etc. de la sociedad civil, sino la individualidad ciudadana, tal como la concibe la ideología liberal, pero controlada por una estructura burocrática sobredimensionada.
Cuado el golpe en Chile, quedó un movimiento popular sólido que acompañó el proceso de la Unidad Popular, acá no hay movimiento popular que acompañe el proceso, al contrario persisten las condiciones en la que los grupos de poder económico lucran de la situación de hambre de las mayorías.
No podemos entonces decir que en estos tres años el pueblo ecuatoriano ha dejado de ser humillado por la burguesía, esta sigue campante y sus privilegios de clase inamovibles.
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