
Caminando por las calles de la ciudad, me detengo en el local de uno de esos zapateros artesanales que todavía sobreviven a la modernidad, y lo hago por que al pasar por su puerta me doy cuenta que el hombre tiene encendida la radio, y escucha en alto volumen el noticiero de las seis de la tarde; mientras sus manos han dejado de maniobrar sobre un zapato que repara, se ha quedado mirando la nada; es entonces que lo interrumpo, y sin más, le propongo un debate sobre la realidad política actual del país. Al inicio pensé que sería rechazado por él, pero sucede lo contrario, y el zapatero me invita a sentarme en un pequeño banco, mientras sonríe cómplice, no sé de que.
Tiene ya la cabeza calva, y el cabello que le queda pinta plateado; interiorizo que es un hombre con muchos conocimientos, y no me equivoco pues lo primero que me dispara es -" Son los sepultureros del cambio"- entonces yo no necesito preguntar quienes, sé perfectamente que habla de la clase política, de los asambleístas, de los funcionarios, de los burócratas; y con esta frase lapidaria empieza a exponer toda una teoría política sobre la situación políticosocial, mientras yo sentado cómodamente lo escucho, con intervalos, en los que detengo mi mirada en la suya, en la que encuentro un desencanto, una esperanza frustrada, una rebeldía acumulada.
El supuesto debate de ideas, pronto de convirtió en un monólogo del zapatero, con breves apostillas de mi parte en la que simplemente me limito a confirmar sus observaciones, entonces, mientras va construyendo y verbalizando sus ideas, su rostro, sus manos, han adquirido las formas de un orador experto, de un político de barricada que en cada palabra, en cada frase, deja parte de su vida, de su sentimiento, de su verdad.
En un momento dado otra mirada llama mi atención, es la mirada del "Che" que desde un afiche descolorido por el tiempo, es testigo mudo de este encuentro fortuito. -"Yo, a la edad que tengo, no dejo de perder la esperanza en que algún día nuestro país, y todos nosotros, optemos de una vez por todas por la igualdad, pero diga usted...ya deberíamos hace tiempo haber mandado a todos estos, disculpe la palabra, desgraciados a la cárcel; hasta cuando nos ven la cara de pendejos, yo esta vez voté por Correa, y sabe todavía confío en él, la verdad es que si ha hecho muchas cosas buenas, pero, oiga, todos esos que están en los grandes puestos del gobierno, no se diferencian en nada de los anteriores, vea como siguen gastando tanta plata en sueldos para muchos que lo único que hacen es complicar las cosas, mientras tanto pobre sigue sin poder siquiera comer...me duele, oiga, me duele, por que yo creí que este Correa iba a gobernar con el pueblo, pero está con los mismos, con los ricos, una que otra cosa ha hecho, pero lo que necesitamos es que gobierne con el verdadero pueblo, y eso no está pasando, están los mismos de siempre, bueno hay caras nuevas, pero es fácil darse cuenta que actúan igual que los anteriores, son los mismo, por eso le digo son los sepultureros del cambio.
Y continúa, habla de la Asamblea Nacional; del fracaso del juicio político del Fiscal, de las pensiones jubilares, del desempleo, de la desigualdad social, del pasado, del presente, y pronostica que si esta vez traicionan al pueblo, no habrá una oportunidad para lograr el cambio solo votando en las elecciones, dice que sería bueno que jóvenes como yo, dejemos de ser cómodos y seamos parte del cambio, y si tiene que ser por la fuerza, pues así tiene que ser...no ve como el "Che", nunca dejo de pelear, y eso que ganó en Cuba, él siguió, así hay que ser, joven".
Ha pasado más de una hora, y afuera la tarde ya nos está, en su lugar está la noche, me despido, y reparo en que no sé su nombre, Humberto me dice, Humberto Bermeo, un gusto le digo, mi nombre es Pablo, ya he de venir, para seguir conversando, le digo; le extiendo la mano, y cuando salgo me despido en silencio de la foto del "Che" , que me mira como diciéndome " que buena lección", mientras pienso, no sé por que en la frase "zapatero a tus zapatos"
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