"Me llamó para decirme que visitaría Ecuador, yo le dije que estaremos gustosos de recibirla"...son palabras de Rafaél Correa, en relación a la anunciada visita de la Secretaria de Estado de los Estados Unidos.
Mirando esta visita desde la óptica de las relaciones diplomáticas entre Estados, no cabía ninguna crítica a tal situación; sin embargo mirándola desde la óptica de la sabiduría popular, desde la lectura de la resistencia anti imperialista de los pueblos del Ecuador, no se puede sino interpretar este "natural gesto diplomático" como un muestra más de una postura displicente frente a las intenciones abiertamente intervencionistas del gobierno norteamericano en la región.
La visita de Hillary Clintón a nuestro país, no es más que la repetición de un tipo de diplomacia marcada por posiciones colonialistas. La Secretaria de Estado, ha dado muestras más que suficientes de ser portavoz y actora directa de la política intervencionista, pues en todos sus viajes, a dejado sentado su pragmatismo colonial a lo largo y ancho de la geopolítica mundial.
Los motivos de su viaje pueden aparecer rodeados de buenas intenciones. Es justamente como lo muestran los medios de comunicación, que hacen eco al unísono, repitiendo la tan usada y desgastada falacia de que las democracias de la subregión deben mantener las "mejores relaciones" con los EEUU en vista de la influencia comercial que representa para nuestros mercados; lo que no dicen, los mismos medios, es que estas relaciones están basadas en condicionamientos unilaterales, en prebendas, en amenazas y presiones destinadas al sometimiento de los países latinoamericanos a los intereses corporativos que son los que gobiernan en los EEUU.
Nada ha cambiado en décadas. La visión del poder imperialista es la misma, la de considerar a nuestros países como apéndices de su territorio; esto ha pesar de los nuevos contextos políticos que hacen crecer la esperanza de que definitivamente se inaugure la tan ansiada autodeterminación de los pueblos. Sin embargo parece que para los grupos de poder internacional, el movimiento de fichas no les quita el sueño, pues mantienen inamovibles sus ventajas sostenidas por las relaciones comerciales capitalistas que continúan primando en las economías del sur.
Pero nada de esto impide que miren con preocupación el nuevo orden internacional planteado en la subregión, y como buenos capataces internacionales, no dejan espacio para poner a punto sus estrategias políticas y militares en el afán de mantener el sometimiento.
La Secretaria de Estado hace su gira a vísperas de la 40 reunión de la OEA en Lima. Su "gira" entonces cumple el rito de visitar a los gobiernos latinoamericanos con el fin de preparar el camino a la propuestas y recetas, e imposiciones que serán gravitantes en el foro, que por demás está decirlo hace mucho que no representa una expresión democrática para los intereses de la democracia.
Por otro lado se espera que los países que hacen parte de la UNASUR, mantengan posiciones firmes frente a los criterios guerreristas que sobre los temas de seguridad plantea el gobierno de EEUU, pues claro está que para ellos la visión de portadores de democracia, seguridad y paz, sigue siendo la máscara tras la cual se ocultan sus intereses por los recursos estratégicos existentes en nuestras geografías.
No podemos esperar nada bueno de esta visita, por un lado por lo anotada anteriormente, y por otro por que con esta visita quedará, una vez más, demostrada la debilidad de una falso proceso revolucionario liderado por Correa, cuando todos seamos testigos de los representantes de nuestro gobierno se portarán como obedientes sirvientes cuando tiendan la alfombra roja a la representante de los verdugos de nuestros pueblos.
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