viernes, 30 de julio de 2010

Ecuador: La burocracia burguesa...un año del reencauche


Ha pasado un año desde que la Asamblea Nacional se instaló. Ha sido un año que ha servido para que se muestre de cuerpo entero el carácter de clase de quienes actúan dentro de este organismo; un año en el que se han multiplicado las razones para afirmar la falsedad del proceso de la revolución ciudadana; un año que sirve para reafirmar el derrotero verdadero de la Revolución Popular.
Puesto en blanco y negro este tiempo, queda nítida la intencionalidad de los sectores que hacen de punta de lanza dentro de la institucionalidad política de la Asamblea. Absolutamente nada a cambiado en lo referente a la práctica política; y es que no se podía esperar otra cosa, está claro que lo que sucede dentro de ella, representa fielmente la posición de clase de los protagonistas. Nada esta está en discordancia, al contrario la actuación de los asambleístas del oficialismo, en conjunto con los demás partidos y movimientos que tienen representantes en el seno de la Asamblea, responde a una clara y bien definida estrategia dirigida a posicionar las tesis contrarias a un verdadero proceso revolucionario; y por otro lado a mantener vigente una cultura política que restringe los espacios de participación.
Lo que prima son los intereses de grupos identificados con cuotas de poder; la dualidad sempiterna de los políticos tradicionales; la justificación perfecta para reproducir debates carentes de objetivos claros, enfrentamientos que se dan en base a la disputa a dentelladas por protagonismos al mejor estilo de la farándula barata. Prima, en la conducta de los asambleístas, un trabajo soterrado, que responde a expectativas de caudillos que no aparecen en los medios de comunicación, pero que en definitiva son los que continúan moviendo los hilos de la política nacional. Caudillos que también son piezas de juego de intereses más grandes que desbordan las fronteras geográficas del país; claramente esta realidad se desprende del carácter semi-colonial de la república.
Los límites y alcances de esta clase política están definidos por su estupidez, por su vergonzoso servilismo a intereses de terceros que, a lo mejor, ni ellos mismos reparan de su existencia; sus límites están marcados en su pobreza intelectual, en su afán de figurar, en su extrema vanidad, en su carácter de clase que hace que no sean más que esbirros de los intereses que son contrarios a los de los pueblos del Ecuador.
Méritos, ninguno. Los Asambleístas no responden en ningún grado al necesario viaraje de las condiciones socio-políticas del país; no hay un mínimo de correspondencia con las necesidades de las clases explotadas, situación que no cambiará por que desde la posición en la que actúan es la del acomodo de sus privilegios; es su falsa política la que hace de motor de la máquina que reproduce las condiciones de un Estado que destruye y aniquila a los grupos vulnerables.
A un año, el saldo son recursos malgastados, la mentira y engaño como mecanismo de hacer política; un falso enfrentamiento entre facciones de la misma burguesía, y una postergación constante en el tratamiento de los problemas estructurales de la situación nacional. En resumen ha sido un año en el que el reencuache le ha dado resultados a la burocracia burguesa, que mantiene la manipulación en los espacios de la política nacional.


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