Ecuador: La invisibilidad del Partido Comunista

Ecuador es un país sui géneris, políticamente hablando. Las particularidades de los fenómenos políticos marcan situaciones que a cualquier estudioso de la política le costaría mucho poder interpretar.

Desde épocas de la independencia, la depredadora ambición de varios sectores y clases sociales, marcaron décadas de absurdos en la organización del Estado-Nación, profundizados por la manipulación de sectores extranjeros que desde siempre delimitaron sus espacios de poder y decisión sobre la riqueza material y el espacio exclusivo de la política, esto sirvió de molde para que se reproduzcan procesos, en los que lo único que ha variado es el protagonismo de las personas, mientras se ha mantenido inamovible el carácter de clase usurpadora de los principios democráticos.

Con ondas largas y cortas esta ha sido la constante en los años que el país lleva como república, ondas en las que se profundizan las distancias entre clases y se vuelven irreconciliables sus intereses.

La respuesta desde los sectores marginados por el poder han sido constantes en diversos frentes, con diferencia en cuanto tiene que ver con su capacidad de lucha, de enfrentamiento; pero sí se puede identificar una constancia en su dispersión, situación que es causa de debilidad, manifestada en la actual situación de las organizaciones, movimientos revolucionarios. Más aún queda claro que actualmente la organización política de estos sectores atraviesa crisis, expresada en la nula capacidad desde la misma organización, pasando por la formación política, conciencia revolucionaria, y que decir de las acciones.

Todo se limita a organizaciones con estructuras burocratizadas, con prácticas viciadas de conformismo, arribismo, posiciones personalistas; que se sostienen al mejor estilo de esos clubes sociales, de beneficencia, que se reúnen simplemente para mantener, a cuestas, con vida sus organizaciones.

Con este panorama salta la pregunta: ¿Dónde está el Partido Comunista del Ecuador?...¿Existe?

Es ahí cuando se hace más evidente la pobreza moral y ética de quienes levantan sus voces para autoproclamarse como el Partido Comunista, y hacen alarde de representar al "autentico", mientras se dedican a descalificar a otros, que también repiten el mismo estribillo; y lo que verdaderamente se repite en todos ellos, es un vació absoluto; no pasan de ser simples grupos que reúnen personas que se dicen revolucionarios pero cuya práctica social y política para nada los identifica con lo que dicen ser; una militancia débil, políticamente deficiente, voluntarista, dedicada a "tareas" que no pasan de eventos, reuniones, en la que se encierran a descubrir el agua tibia. "Partidos" sin trabajo de base, que se han quedado en la militancia identificada con lazos de amistad, en el peor de los casos familiares, que entre ellos se cubren sus prácticas pequeño burguesas.

A partir de estas estructuras deficientes, se articulan pequeños movimientos, fundaciones, oficinas, voluntarios, ecologistas, feministas, gestores de programas de salud...etc, que no hacen más que amplificar la pobre práctica política (si es que se puede calificar de esta forma), práctica política que se resume en un voluntarismo enfermizo que caracteriza a esas personas que actúan movidas por sentimientos individuales, más cercanos a posiciones snobistas, muy lejanas de la posición política que demanda una militancia revolucionaria.

Entonces, no hay Partido Comunista en Ecuador. Los hechos lo confirman, en medio de un proceso seudorevolucionario, no hay visos de trabajo, de acción de los comunistas en el país. La invisibilidad del Partido Comunista, se da mientras los voluntarios, humanitarios, hacen de telón de fondo de la desorganización de los dichos "comunistas".