Lo concreto, la realidad, lo que se manifiesta como realización de los acontecimientos sociales, es en su generalidad un laberinto, en el que caben todas las expresiones de la actividad humana, que en última instancia es la autora de la naturaleza del mencionado laberinto.
Y una parte de esta concreción tiene que ver con el acelerado deterioro de la vida en el planeta. Es tan concreta esta realidad que en carne propia, en nuestro cuerpo, lo sentimos, al final somos parte de un sistema de vida en el que confluyen todas las formas de existencia, lo que hace que la destrucción de otras formas de vida, desencadenen la afectación de muchas otras, las mismas que involucran a otras, en una cadena interminable.
A la par de esta concreta realidad, se desarrolla incontenible de la tecnología. Nuevas formas de comunicación, de movilidad, la aceleración y perfeccionamiento de los soportes digitales, cada vez más sofisticados, situación que agranda grietas sociales, más marcadas en los países latinoamericanos.
Este acelerado desarrollo tecnológico es la base para el cambio superestructural de las sociedades, los grupos sociales uniforman formas de pensamientos y conductas que corresponden a un efecto de mundialización del código tecnología, este fenómeno a la vez reproduce rupturas en la relación humano-medio natural, pues termina alejando a las personas de la génesis de la vida, lo que hace que el respeto por algo que deja de conocer, de comprender, no exista.
La pregunta es si esto es algo que el devenir de los tiempos trajo sin remedio, o al contrario es algo que se pudo evitar. Seguramente es algo que se pudo evitar, el modelo basado en el capital y la tecnología no reparó en la razón para desarrollarse; es paradójico pero tanta capacidad e intelecto invertido en la tecnología, tanta inteligencia humana elevada a niveles científicos, no han sido capaces de entender lo más simple...el cuidado de la vida.
Cuando parece un camino sin retorno el deterioro climático, los factores más determinantes en la responsabilidad, insisten en ser pilares del modelo de desarrollo capitalista. Nuevamente las inteligencias supremas no pueden encontrar la ruta que equilibre capital-medio ambiente, es más no les importa lograr este equilibrio, simplemente por que no existe.
Una nueva reunión internacional terminó en México, Cancún, en la que gobernantes y representantes de los países discutieron sobre el problema del clima. Nuevamente primo una diplomacia hueca, corresponsable del problema, nuevamente se evidenció quien tiene la sartén por el mango, cuando las posiciones de los países de la periferia se limitan a ser simples observadores cómplices de una la diplomacia hueca de las potencias capitalistas, que en un juego de magos se burlan de los sueños de la presentes y futuras generaciones humanas que anhelan vivir en una tierra saludable. Al final una cumbre de espaldas a las esperanzas y sueños de vida mejor.
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