miércoles, 13 de marzo de 2024

La anti utopía

 NO deja de dar vueltas la idea de la "distopia", lo contrario de la "utopía".

Llegamos a este mundo sin saber por qué, o a qué...pasan los años y la familia y la escuela nos pintan los primeros horizontes de la realidad; estos horizontes viene cargados de las visiones que tuvieron nuestros bisabuelos, abuelos, padres; ellos nos trasmiten generación tras generación, las ideas, las interpretaciones de la realidad que serán la base de nuestras propias ideas.
Entones esta cadena se extiende, y las huellas grandes son las que marcan nuestras acciones; creo entonces estallan los conflictos internos, cuando una tabla de valores éticos y morales basados en relaciones de colonialidad que configuran comportamientos individuales y colectivos proclives a sociedades conflictivas, y estos pasan a ser modelos de comportamiento.
La piedra angular de la crisis civilizatoria es el sistema basado en el crecimiento como meta, el crecimiento económico es el objetivo central de las sociedades y de las individualidades, todo gira en torno a la idea de costo-beneficio, ahí los recursos empiezan a ser monopolio de quienes tienen poder militar y político (imperialismos), los que corren en una carrera por acaparar todos los recursos disponibles en una guerra de la geopolítica que no es nueva, pero que con la revolución tecnológica ha adquirido nuevas características que asombran a los más observadores de la realidad.
Lo que se puede calificar como resultado de lo anterior con colectividades divididas en grupos humanos de acuerdo a la posibilidad de acceder a los recursos para reproducir una vida humana digna; está demás describir la configuración de la sociedad de clases que caracteriza a, no solo a los países llamados en vías de desarrollo, o tercer mundistas, cuño viejo que designa a nuestras democracias, sino también a los llamados países del primer mundo (todos son antiguos colonialistas, y ahora neocolonialistas) en los que la degradación del género humano no está lejos de nuestras realidad. EEUU, Europa, Japón...viven realidades que esconden el brillo de su descomunal "desarrollo".
Corolario, el mundo vive un momento histórico de descomposición, los límites del crecimiento entran en conflicto con la naturaleza; la economía profundiza las brechas sociales caldo de cultivo de nuevas marginalidades y violencia; la verdad de los hecho no importa, importa lo que la mayoría los acepte como verdad; el narcotráfico controla, por medio de violencia demencial, las democracias liberales, el orden burgués pierde contornos.
Ya en el campo de la individualidad del sujeto histórico de esta época, atraviesa grados de alienación altísimos en los que se ha perdido objetivos de carácter humano y en su lugar hemos arribado a una barbarie especie de ultra civilización.
Vivimos en el umbral de la gran distopía.

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