miércoles, 10 de julio de 2013

Romper al neopopulismo correísta es tarea de un Bloque Popular

El mesiánico triunfalismo electorero de Alianza País y sus corifeos está no solo ciego de poder, además tiene una ceguera natural de clase, que hace que minimice la existencia real de grandes sectores populares revolucionarios, que bajo ninguna circunstancias han dejado de arriar las banderas históricas de la Revolución Popular.
El llamado "proceso" de la cansina "revolución ciudadana" cursa las etapas naturales de todo movimiento político oportunista, estas son: sus momentos de triunfo electorero, su políticas populistas, su maquinaria de propaganda funcionando aparentemente a la perfección, todo esto dará paso a su crisis, a su desenmascaramiento de clase, el momento cuando los pueblos del Ecuador superen la política de miedo y extorsión aplicada desde el gobierno, cuando las organizaciones y movimientos populares sumados a las gran masa de desposeídos concreticen sus agendas de organización y acción revolucionaria que apuntan a destruir al neopopulismo que en estos seis años de gobierno a golpeado a sus bases y estructuras. 
La estrategia neopopulista correísta ha hecho del Estado una maquinaria para aparentar como representante de estos sectores, la realidad ha mostardo lo contrario, este es un gobierno corporativista, contrarevolucionario inchado de un discurso nacionalista, una soberana retórica populista, una línea económica capitalista envuelta en un simbolismo construido en base a valores históricamente defendidos por el pueblo en su inclaudicable camino de lucha. La estrategia les ha funcionado, existe actuamente una especie de encantamiento de gran parte de una clase media, y de la burguesía que ven en este gobierno la materialización de sus desvaríos, a los que identifican como "revolucionarios", la idea maniquea del buen rico, la falsa apariencia humanista, que ven en la pobreza, en los pobres, en la miseria de millones de ecuatorianos y en su trato como benefactores de sus políticas, la oportunidad de ventilar sus culpas de clase.
A este neopopulismo lo sostiene la mentira, la hipocrecía, la idea de democracia en la cual el orden, el silencio, la obediencia,  el reconocimiento del caudillo, la estética de las instituciones, la existencia de un estado policial, la política social diriguida a sostener la clientela, un falso discurso de soberanía, la retórica desarticulada, todo esto y más, bajo el único objetivo de modernizar el capitalismo y desaparecer al movimiento revolucionario popular. Objetivo último que están lejos de conseguirlo.
Al contrario los pueblos de Ecuador, sus fuerzas revolucionarias están presentes, invisibles para los triunfalistas de la burguesía burócratica, sus bases preparan la convergencia de sus fuerzas en un gran Bloque Popular que dará cauce a la historia.

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