viernes, 16 de septiembre de 2011

Una Coca Cola dietética


Los desordenes alimentarios están a la orden de día. Los alimentos ya no salen de la tierra, salen del laboratorio, los colores son parte sintética de una alegoría más sintética que marca comportamientos y estados de conciencia alterados, modelos de "vida digna" o "éxito" que reproducidos por todos los medios se convierten en una verdad ajustada a los vertiginosos tiempos de crisis en el corazón del sistema.
La crisis del sistema es de magnitud, más el "poder vitrina" con el que esconden la naturaleza de la misma alcanza para mantener la parafernalia iluminada que permite seguir vendiendo, aunque los medios de comunicación titulen a grandes letras sobre alerta mundial económica, que se conjuga íntimamente con el problema ambiental. A pesar de lo cual el engranaje de la economía capitalista muestra poder de ajustarse a la onda de crisis, para lo cual hecha mano de la receta y fórmula que le ha permitido tener hegemonía mundial frente a otras propuestas de organización económica-social, los sistemas de coloniaje y explotación con la consabida articulación de la geopolítica a sus dictados y necesidades.
A nivel interno las sociedades hacen parte del caleidoscopio que supone la simultaneidad de realidades en el mundo, esta simultaneidad sería de lejos la prueba de la existencia objetiva de propuestas alternativas, más el sistema monopoliza la verdad, su verdad, la vende gratis para cobrar a largo plazo y en tiempo de más crisis.
Lo más sintomático es el comportamiento colectivo, que desbordante de consumo acude al juego, mientras verbaliza su preocupación por el momento incierto, más esto no detiene la fiebre de mantenerse dentro del juego en el que su condición individual es marcada con precio para ser evaluada como estadística de crisis. Nuevas generaciones entran a esta dinámica, para estas incluso el problema de insostenibilidad del modelo es parte accesoria de una realidad que desborda en irracionalidad, que por fuerzas virtuales y del mercado es otro artículo de venta en las vitrinas del capitalismo.
Para problema real o inventado, para cada necesidad real o creada, se reproducen las soluciones que despegan y aterrizan en el plano ficticio, que se materializa en momentos de destrucción asumidos por grandes masas como parte innegable del "desarrollo".
La estampa puede estar en cualquier acto cotidiano, en cualquier sociedad de este siglo XXI. En una cadena de farmacias, cuando una mujer con problemas de obesidad adquiere una Coca Cola dietética, con la firme convicción de tomar una decición sana y razonable.

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