miércoles, 12 de octubre de 2011

Aniversario: ¡Arturo Jarrín Jarrín...en algún lugar del Ecuador!


Acertado nuevamente era el análisis de Lenin cuando atribuía importancia determinante al estrato de clase de los revolucionarios, determinante por que cuando el revolucionario es parido de las entrañas del pueblo, este tiene mucho que ofrecer a la vida, a la lucha; es la transparencia de la causa accionada por los mejores hijos de ese pueblo.
De esta estirpe fue Arturo Jarrín, de la estirpe de los revolucionarios identificados plenamente con el respeto, el amor, la lucha por las aspiraciones del los sectores explotados; signado por el compromiso total de entrega a la causa abrazada desde temprana edad, cuando los pensamientos y la realidad le dieron clara y precisa la situación de los suyos, de su pueblo.
Ideólogo, político en armas, es una de las mentes que dan forma al proyecto revolucionario en las décadas de los 70 y 80, en el que confluyen muchos jóvenes que entregaron hasta la vida en la resistencia a una oligarquía descarada, inculta y violenta que utilizó los dineros públicos para armar escuadrones paramilitares encargados de torturar, desaparecer, asesinar a quienes enarbolaban las banderas de las causas populares.
Arturo Jarrín fue el fundador, ideólogo y dirigente del grupo armado insurgente "Alfaro Vive Carajo" que desarrolló sus acciones entre los años 1983-1991.
Apresado en 1984 por los aparatos de seguridad a servicio de la oligarquía, es liberado del Penal García Moreno en una operación, en la que sus compañeros lo sacan de prisión conjuntamente con otros miembros de la organización.
La oligarquía no podía dejarlo actuar, sabían de su capacidad, de su integridad como revolucionario, y es cuando los esbirros del poder, como perros de caza, saben distinguir un cuadro valioso en las filas del pueblo, y a él apuntan; sucedió con Jarrín.
Apresado nuevamente en octubre de 1986 en Panamá, es entregado por agentes de la CIA al gobierno del Ecuador que brutalmente lo tortura y asesina.
Una mañana del 13 de octubre aparece su cadáver abandonado en una de las avenidas de la capital, la policía y los aparatos de represión pronto dijeron que había caído en un enfrentamiento, burdo engaño; la verdad era que después de ser asesinado arman toda una falsedad para justificar las muertes de muchos jóvenes cuyo único delito era ser de las clases populares con sueños.
Ahora Arturo está en la memoria del pueblo, y en el olvido del poder, su ejemplo, su huella quedó marcando los días de otros revolucionarios y revolucionarias, que día a día resisten en la lucha por una sociedad verdaderamente democrática, en la que los sueños de todos quepan, en la que la que el trabajo realmente dignifique la condición humana, en la que la memoria siempre estén las mujeres y hombres que entregando todo, buscaban el amanecer de la justicia social en el Ecuador.
Fotografiado después de la tortura, exhibido como un ruin delincuente, mostrado en las pantallas de televisión, Arturo vivió la clandestinidad, y desde ella lanzaba su voz y su acción que ponían alerta a los señores del poder, mientras sus compañeras y compañeros veían ya en él fuego puro que emanan los dirigentes profundos nacidos del corazón del pueblo.
Arturo Jarrín es parte de la historia del pueblo del Ecuador, es parte de todas las luchas, es parte del patrimonio de lucha y vida de la Revolución Popular Ecuatoriana.


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