En casi todos los países de A. Latina se repite el mismo escenario:
Basada en esta supuesta (este texto quiere demostrar que es supuesta) diferencia de propuestas políticas de estos dos sectores, se desarrolla la vida política de la región.
Lo que queda en limpio es que nuestros países han estado ya gobernados por estas dos corrientes, y que la situación de crisis económica, social, la violencia, la corrupción, y otros muchos problemas no han sido resueltos, sino que al contrario, se han agudizado.
Es que, tanto ese progresismo, equivocadamente identificado como socialismo, y la derecha tradicional, responden a intereses no nacionales, no continentales, no regionales, sino a intereses geopolíticos imperialistas en disputa en la guerra económica y cultural inter imperialista entre EEUU, China, Rusia, UE. Partiendo de ellos el resto de naciones son peones en el gran ajedrez de la política internacional.
Efecto de esta relación neocolonial de nuestros países con estas naciones que se enfrentan por el control del mundo, la crisis va galopante, independientemente de si está en el poder el llamado progresismo o la derecha (al final ambos estarían ubicados a la derecha política) pues, a los países involucrados en la guerra económica sólo les interesan los mercados y los recursos naturales de nuestras naciones; lo demás: el hambre de millones, la violencia, la corrupción, la desnutrición infantil, la falta de salud, de calidad educativa, no están en sus agendas.
Entonces, en el caso de Ecuador, podemos decir lo mismo del resto de países, Noboa toma la opción de someterse a los intereses de EEUU, mientras la propuesta de los otros, los llamados correístas, es vender nuestro país a los intereses de China, Rusia.
También es ilusorio el antagonismo entre potencias, EEUU, Rusia; China,UE; pues el mundo que ellos plantean es uno de guerra permanente, violencia, hambre, destrucción, la humanidad con ellos no tiene opción un mundo mas razonable.
Como corolario, decir que la mafia de droga y armas son puntales de la economía de esas naciones “ricas” que no pueden esconder es sus calles y campos, aparte de los espejos con brillo del dinero de unos pocos, la miseria y la degradación del ser humano por el abuso de sustancias; tampoco la corrupción y la delincuencia en las más altas esferas del poder.
Queda entonces construir un camino propio para los pueblos de A. latina, uno en el que el pueblo sepulte a estas dos corrientes fallidas, y levante su propia opción humana, inteligente, honesta, en la que la real democracia sea la bandera.
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